Un Papá en las mañanas,
a sus hijas despertaba
y con cariño un desayuno preparaba,
el almuerzo y la merienda en sus mochilas arreglaba,
y a la escuela él las llevaba.
El trabajo en la tarde
todo el tiempo le ocupaba,
pero dar clases a él le apasionaba,
instruir las mentes de grandes y pequeños,
con paciencia y gran desempeño.
Terminada la jornada,
a casa se encaminaba,
pero jamas olvidaba,
recoger a sus pequeñas
que en colegio, por él aguardaban.
Canciones cantaba
mientras la cena preparaba
y cuentos para antes de dormir él les contaba,
con amor y ternura las arrullaba
para que sus niñas en paz se acostaran.
Aunque muy casado él se encontraba
su noche aun no se terminaba,
limpiar la cocina, el baño y la sala
mucho tiempo le ocupaban
y aunque tarde él se acostaba,
por las mañanas bien temprano se levantaba
para terminar de organizar las actividades
que en el día el tiempo le robaban.
Sus días continuaban agitados sin descanso,
pero una mañana cuando como siempre,
él se levantaba y sus dientes cepillaba
llego a sus oídos, un extraño sonido,
al asomarse a la ventana
vio que alguien le aguardaba.
-¿Quien será?- se preguntó
y con cautela a la puerta se acerco
por la mirilla él se asomo
y con sorpresa descubrió
una brillante luz
que a sus ojos destello,
y al abrir la puerta
con un ángel se encontró.
Sorprendido y con temor,
el Papá retrocedió,
pero el ángel sonriente
una mano le extendió
y abriendo la boca estas palabras profeso.
- Papá no tengas miedo
un presente yo te entrego.
La PACIENCIA una virtud
que con el tiempo crecerá
y la SABIDURÍA un don
que debes cultivar.
Por tu gran trabajo y tu valioso esfuerzo
un presente más, yo a tí te entrego
FORTALEZA de alma y cuerpo
para que llegues a ser
el mejor PAPÁ del mundo entero! -